Un grande dentro y fuera de la cancha......

Fabián Paz y Miño, el futbolista que más títulos locales ha levantado en la historia del país (junto con Carlos Ron), da sus impresiones sobre la crisis de El Nacional.

El Nacional ha perdido el espacio que ocupaba antes. Por ejemplo, ¿haberle obligado a jugar este año dos clásicos con Espoli y no con Liga, sin que la dirigencia se opusiera, es una muestra de su actual debilidad?

HOJA DE VIDA
Fabián Paz y Miño
Nació el 16 de marzo de 1953 en Quito. Se vinculó a El Nacional a los 14 años y jugó para el club hasta su retiro de la actividad, en 1988.
Con El Nacional ganó ocho títulos, incluidos los famosos bitricampeonatos. Es el máximo artillero de la historia del plantel, con 155 anotaciones.
Es empleado en la Dirección de Deportes del Municipio de Quito.

Primero, recordemos que el hincha de El Nacional estaba acostumbrado a estar en los primeros lugares del torneo. Cuando yo jugaba, lo normal era que mi equipo terminara el año como campeón o subcampeón. Esas eran las metas. Si perdíamos un cotejo, llegaba a la casa sintiéndome mal conmigo mismo y el lunes no salía a la calle para no recibir los reclamos del hincha. Pero eso ha cambiado. Algunos jugadores del equipo no asumieron el honor de usar esta camiseta, no la quisieron y por eso los triunfos no han llegado. Pero eso no quita que El Nacional es un grande del Ecuador.

¿La crisis de resultados pasa principalmente por haber contratado a jugadores sin vínculo afectivo con El Nacional?

Es evidente que algunos jugadores no han sentido amor por su camiseta y que tuvieron muy fácil la titularidad.

Pero El Nacional también empezó mal desde el ámbito directivo, con el despido del DT Jorge Célico tras una derrota con goleada en la Libertadores en Quito y sin haber dirigido un solo cotejo del torneo local…

Bueno, Célico tiene un triste récord: haberse bajado a dos equipos en un mismo año (en alusión al descendido Técnico Universitario, ndlr). Hasta Éver Hugo Almeida, bicampeón en 2005 y 2006, los entrenadores eran los adecuados. Después llegó Célico y cometió errores, desde los planteamientos tácticos y no trabajar en conjunto con las formativas, hasta algunos detalles que a la larga terminaron pesando.

¿Detalles como cuáles?

A Célico no le gustaba que los ex jugadores acudiéramos al complejo a conversar con la plantilla.

¿Fue acertado que el asistente técnico Juan Carlos Burbano debutara como DT en El Nacional, tras la dramática e intempestiva salida de Célico?

Nombrar como DT a Burbano fue más un acto de desesperación de los directivos. Fuera de eso, me parece que merecía más apoyo para que siguiera adelante porque su trabajo era serio.

¿Apoyo de la dirigencia?

¡De los hinchas! Cuando los resultados se tornaron negativos, los comentarios fueron demasiado duros.

Quizás eso se debía a que El Nacional, durante un par de fechas de la primera fase, era puntero del torneo y luego se derrumbó…

El aficionado civil debería tener los mismos derechos que el aficionado militar. Si hay que cambiar los estatutos para que un civil sea presidente, bienvenido.
Hagamos memoria de cómo estaba la tabla de posiciones en esa parte de la competición, tan estrecha que un equipo pasaba de líder al cuarto puesto en una fecha. Pero El Nacional no pudo conservar los primeros puestos básicamente por falta de definición.

¿Se extrañó a Ebelio Ordóñez, uno de los máximos artilleros de la historia de El Nacional y a quien los directivos no supieron retener?

Sí. El fútbol es de goles. Yo jugué con muchos goleadores en El Nacional como Vinicio Ron, Ítalo Estupiñán, Caros Torres Garcés, José Villafuerte… Ahora es difícil encontrar uno con esa jerarquía y esa efectividad.

Usted jugó 20 años en El Nacional y muchos de sus compañeros militaron en ese equipo más de una década. Pero en el siglo XXI ha sido imposible retener a grandes jugadores criollos, tanto a los formados en las canteras como Christian Benítez como a refuerzos como Édison Méndez…

Los tiempos han cambiado. Yo tuve ofertas para jugar en otros clubes pero siempre me sentí bien en El Nacional y no quise irme. La institución me trataba muy bien y me sentía con la obligación de defenderla. Me sentía realizado. Mis hermanos, coroneles del Ejército, abogaban para que no me cambiara de camiseta. Ahora hay otras reglas, hay mucho dinero en juego en una oferta para salir.

Cada vez que hay una crisis, el debate sobre si El Nacional debe reforzarse con extranjeros para no dar tanta ventaja se reactualiza. ¿De qué lado se pone usted?

¡Qué duro es pensar en eso! Yo siempre he dicho que no hacen falta los extranjeros en El Nacional porque los futbolistas ecuatorianos son totalmente capaces. Pero es cierto que el aspecto económico es un condicionante nuevo, muchos extranjeros cobran menos en Ecuador que los nacionales, y la hinchada está muy alterada porque no se consiguen los resultados como antes. En 10 años, solo hemos ganado dos títulos. Yo creo que El Nacional debe hacer un esfuerzo para conseguir a los mejores jugadores ecuatorianos.

Si El Nacional contrata extranjeros, ¿dejaría de ser hincha?

¡Jamás! Yo nací en El Nacional y me siento parte de su historia.

También se debate la estructura jerárquica del club, en la cual existe una rotación en el mando por parte del Ejército, la Marina y la Aviación, considerada por los civiles, que presionan por más espacio, como caduca. ¿Qué opina?

El aficionado civil debería tener los mismos derechos que el aficionado militar. Si hay que cambiar los estatutos para que un civil sea presidente, bienvenido. Podría ser que un civil, hijo de un ex presidente militar del club, aporte con nuevas ideas. Lo importante es lo que proponga, que genere unión para superar este momento.