Se hizo realidad, estar con el equipo en el camerino, verlos con el uniforme que uno ha querido toda la vida, con esa N en el pecho que nos hincha de pasión y sentimiento, saltar con ellos al campo de juego, una sensación indescriptible, llena de emoción, darles ganas y ánimos a los jugadores, querer quedarse en el césped para jugar por tu equipo y meter toda el alma, fue uno de los mejores momentos de mi vida, Gracias Rojo, Gracias Criollos, Gracias Dios por permitirme estos momentos. Pase lo que pase te llevo corriendo por mis venas, eres el sentimiento más grande; a pesar de no ser de Quito, soy aquel extraño caso de amor a primera vista desde los cinco años de edad.
Rojo te quiero ver siempre grande, siempre Campeón..............
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